Interpretación de la regla de origen del T-MEC para detener el avance imparable de China

El conflicto iniciado hace ya varios meses entre México y los Estados Unidos relativo a la interpretación para aplicar la regla de origen contenida en el T-MEC y que afecta, en principio al sector automotriz, pero que no es descartable que la novedosa interpretación que pretende aplicar Estados Unidos llegue de inmediato al resto de sectores de la economía, e incluso a la totalidad de los acuerdos comerciales que actualmente tiene en vigor ese país.

La diferencia de criterio ha llevado a México a solicitar la conformación de un panel de controversias en el marco del T-MEC y espera también ver una acción más contundente de parte de Canadá, quien también resulta afectado por esta posición de los Estados Unidos.

¿Cuál es esa diferencia de criterio que ahora ha puesto el gobierno de los Estados Unidos sobre la mesa y que ha generado tal preocupación en México y Canadá?

El criterio que se a aplicado por décadas en la comunidad que conforma a la Organización Mundial de Comercio, es decir, por la absoluta mayoría de países que llevan a cabo su actividad comercial internacional con ciertos beneficios y que amparan la definición de un bien originario con el paraguas de las definiciones de la OMC, tiene que ver con lo siguiente:

Una vez que un componente cumple con la regla establecida, para fines de cálculo de origen del bien final en que ese componente se incorpora, el precio o valor total de dicho componente se considera como originario, de tal suerte que, en términos generales, la suma de estos componentes le dará origen al bien final.

En la nueva visión que Estados Unidos quiere aplicar en el T-MEC no se toma para esta suma el valor total del componente que ya cumplió su regla de origen, debiendo tomar únicamente como originario la porción de valor que lo calificó como originario y no la totalidad de su valor.

Por supuesto que este nuevo criterio implica un esfuerzo mayor para las empresas en cuanto al origen de su proveeduría teniendo ahora que localizar una mayor porción de la misma en la región del T-MEC y puede, incluso, afectarle en su estructura de costos y poner en riesgo su participación en el mercado.

La globalización de las cadenas de suministro tiene en mucho que ver con la ventaja competitiva y comparativa con la que se produce tal o cual materia prima, o tal o cual componente. La calidad, tiempos de entrega y los precios, son factores determinantes que han llevado a consolidar esa globalización de la cadena de suministro y seguramente no será suficiente el que un gobierno tome medidas técnicas, como es el caso de la nueva interpretación de la regla de origen que nos ocupa, para contener el avance de esta tendencia y la prevalencia de algunos países o regiones en los mercados globales.

Es muy conocido que el avance de China y de otros países asiáticos ha sido imparable y que el déficit comercial de los Estados Unidos con ese país ha seguido creciendo en forma por demás acelerada y que no se ha podido contener esta tendencia aún con medidas muy drásticas en materia de aplicación de cuotas compensatorias, cuotas directas a la importación de ciertos productos de ese país o incluso medidas más enérgicas, como, por ejemplo, el caso de Hua Wei.

Si todo este conjunto de medidas no ha contenido el avance de China en el mercado de Estados Unidos, se ve muy difícil que acciones adicionales como la nueva interpretación de la regla de origen del T-MEC pueda efectivamente coadyuvar a detener el avance de este país asiático y, sin duda, si afectará a sus principales socios comerciales.